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Esa frase es una de las primeras en la conversación que dará lugar a una relación de colegas por muchos años. Pertenece a la película Dos tontos muy tontos: cuando Harry encontró a Lloyd. Como podréis imaginaros por el título es una precuela de Dos tontos muy tontos donde se explica el comienzo de la relación de Harry Dunne y Lloyd Christmas (y también como el segundo se rompe su diente). Ni Jim Carrey ni Jeff Daniels interpretan a los personajes y tampoco tienen nada que ver en el proyecto los guionistas y directores de la peli de 1994 los hermanos Farrelly. Dejando eso claro me ahorraré explicaciones después… En lugar de los mencionados actores tenemos a Eric Christian Olsen (consiguiendo hacer prácticamente las mismas muecas que Carrey, muy diferente a como aparece en NCIS: Los Ángeles) y a Derek Richardson (tiene mucho menos parecido con el anterior intérprete que Christian Olsen). También aparecen en la película Eugene Levy (conocido por aparecer en todas las pelis de American Pie), Rachel Nichols o Shia LaBeouf.

La historia comienza con la primera vez que coinciden Harry y Lloyd, su primer encuentro, en el año 1986. Van juntos al instituto, lugar donde vive Lloyd ya que su padre es el conserje. Debido a una beca que dan a los institutos que cuentan con una clase para alumnos especiales, el director del centro planea crear una clase falsa de alumnos especiales para conseguir el dinero de la beca y fugarse con su amante, la encargada del comedor. Harry y Lloyd son los primeros en ser seleccionados para dicha clase. Con un interés romántico de por medio, y su inutilidad, viven situaciones graciosas y sacan a la luz cosas que deberían haber sido secretas.

Se nota que los responsables de la primera película no tienen nada que ver con esta. Se agradece el esfuerzo de los responsables de esta precuela pero el resultado deja mucho que desear. No llega a Dos tontos muy tontos ni a los talones. Aun así consigue sacar alguna que otra carcajada. Mi puntuación sería un 5 sobre 10. Es la típica peli para ver con amigos una tarde en la que no se sabe que hacer y echarse unas risas… Pero poco más. No es que no me guste, porque pocas películas no me gustan. Pero no es gran cosa.

Bye bye coleguitos.